La llegada de Hernán Cortés y los conquistadores españoles que, luego de las expediciones de Colón, venían a enriquecerse y a extender las influencias del trono español, desencadenaron un rápido cese diplomático con el Imperio Mexica dirigido por Moctezuma, cuya capital de Tenochtitlán fue tomada en 1521, poniendo fin a una guerra cruenta y desigual que duró dos años y costó millones de vidas indígenas.
El Virreinato de la Nueva España se fundó catorce años después de la caída de Tenochtitlán y fue edificado sobre las ruinas mismas de la civilización azteca. Fue regida a lo largo de su historia por 62 Virreyes, siendo el primero Antonio de Mendoza y Pacheco, quien asumió el cargo en 1535. El período previo había sido gobernado por el propio Cortés, autoproclamado Capitán General de la Nueva España.
El Virreinato de la Nueva España era tan extenso que requería una división política en dos unidades: reinos y capitanías generales.
• Reinos. Nueva España (diferente al Virreinato como tal), Nueva Galicia, Guatemala, Nueva Vizcaya, Nuevo Reino de León, Nuevo México, Nueva Extremadura y Nuevo Santander.
• Capitanías generales. Filipinas, Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo.
La sociedad colonial
La sociedad de la colonia distinguía entre sus ciudadanos en base a un criterio, ante todo, racial.
La población indígena, de por sí diezmada tras la conquista y el esparcimiento de nuevas enfermedades para las cuales los locales carecían de defensas (tuberculosis y viruela), integró un peldaño muy bajo en la nueva pirámide social, aunque no tan bajo como el de los negros esclavos, importados desde África para hacer de mano de obra en los vastos nuevos territorios de la Corona.
Por encima de todo estaban los blancos, provenientes de Europa, y posteriormente los blancos nacidos en suelo americano.
La ausencia de mujeres blancas durante los primeros tiempos de la colonia justificó que los colonos europeos tomaran una o varias amantes indígenas y tuvieran descendencia ilegítima con ellas. Así surgieron un conjunto de “castas”, para distinguir a los ciudadanos según su origen:
•Blancos peninsulares. Blancos nacidos en Europa, que eran dueños de las tierras y ocupaban la más alta jerarquía política. Sólo ellos podían ser nombrados para cargos públicos.
• Blancos criollos. Blancos nacidos en América. Eran también de la clase pudiente, pero no contaban con los beneficios de los peninsulares y tenían moderado acceso al poder político.
• Mestizos. Descendientes de la unión de blanco con india. De las clases no blancas, eran los que mejor posicionados estaban.
• Indígenas. Los habitantes de los pueblos precolombinos o sus descendientes, que no eran esclavos como los negros, pero sí limitados a labores de servicio.
• Negros. Esclavos africanos que ocupaban el peldaño inferior de la pirámide.
La economía colonial en México era de tipo extractivista, como en todo el continente de la época. Sobre todo, los yacimientos minerales recién descubiertos en el Norte mexicano, que a su vez impulsaron el crecimiento de obras y la expansión agrícola.
Sin embargo, casi todo lo obtenido era despachado a Europa a través de los puertos de Veracruz y Acapulco, parte de una red comercial que llevaba los productos filipinos a América y luego a la península.
Parte del sistema de opresión y control que la colonia impuso a las poblaciones indígenas, consistió en despojarlos de su idioma y sus tradiciones, tenidas por paganas y heréticas.
Así, se les impuso la religión católica y con ella las normativas sociales y éticas de la sociedad española, con las cuales pensaron ganar almas para la Iglesia Católica, dado que los indios, a diferencia de los negros, eran considerados seres humanos, aunque deficientes, necesitados de tutelaje.
Cultura
En este virreinato ocurrió el sincretismo, a lo largo de 300 años de historia, de las culturas indígenas (zapoteca, mixteca, tolteca, maya, náhuatl, etc.) con la española, dando origen a una sociedad culturalmente fértil, que contribuyó a la cultura española con escritores como Sor Juana Inés de la Cruz o Juan Ruiz de Alarcón, o Manuel Tolsá en el ámbito de la arquitectura. Esto a pesar del control eclesiástico sobre la educación, que imposibilitaba cualquier nexo directo con el imaginario precolombino.
Durante la colonia se asentaron numerosas de las principales ciudades del continente y del actual país mexicano, lo cual se llevó a cabo en muchos casos conforme a un criterio de “tabula rasa”, que planificaba las ciudades desde cero. No fue el caso de Ciudad de México, obviamente, alzada sobre la antigua Tenochtitlán.
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